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Las enfermedades neurodegenerativas y cómo pueden ayudar el jengibre y la cúrcuma
Durante las vacaciones de Acción de Gracias, pasé el fin de semana con mi abuela y le presenté a mi hija Georgia, su bisnieta (que lleva su nombre). A lo largo del fin de semana, reflexionó sobre la crianza de sus siete hijos en los años 50, al tiempo que trabajaba como enfermera, para acabar obteniendo un máster en trabajo social y continuar su carrera en ese campo. Me di cuenta de la bendición que suponía pasar un rato tan agradable con un ser querido cuya experiencia vital supera con creces la mía. Espero tener algún día la sabiduría y el bienestar necesarios para compartir ocasiones como ésta con mis nietos. Independientemente de las creencias religiosas, las fiestas navideñas son momentos como éste.
Este conmovedor recordatorio me ha hecho pensar en cómo prepararme para el diciembre de mi vida para que yo también pueda contribuir a momentos ricos y significativos cuando llegue a la edad de mi abuela. Una dieta sana rica en alimentos antiinflamatorios es un buen comienzo.
Gracias a los avances de la medicina, los estadounidenses viven más que hace décadas. Aunque, simultáneamente, los índices de enfermedades crónicas han aumentado, y una parte considerable de estas dolencias pertenece a la categoría de la cognición. Las enfermedades del cerebro, así como las crónicas en general, suelen implicar cierto nivel de inflamación. Tanto el jengibre como la cúrcuma han demostrado su potencial para actuar como agentes antiinflamatorios y contribuir a la salud a largo plazo. En lo que respecta específicamente a la cognición, ambas especias se han estudiado individualmente en el contexto de las enfermedades neurodegenerativas, incluido el Alzheimer.
En un estudio se descubrió que el extracto de jengibre mejoraba los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, y en otro se propuso que los compuestos activos del jengibre, a saber, los gingeroles, los shogaoles y la zingerona, se dirigen a vías biológicas que pueden ayudar en el tratamiento de la enfermedad.
El compuesto de la cúrcuma que más se ha estudiado por sus efectos saludables es la curcumina, y varios estudios han examinado cómo puede ayudar en la prevención y el tratamiento de los síntomas del Alzheimer. En este artículo de una revista médica, se ofrece una revisión de los mecanismos de la curcumina, que incluye efectos antiinflamatorios y antioxidantes, así como un análisis de los efectos de la curcumina en la vía de la hemo oxigenasa, las placas beta-amiloides, la quelación de metales y el colesterol. Desde el punto de vista actual de la enfermedad de Alzheimer, cada uno de estos factores tiene potencial para contribuir a la causalidad de la enfermedad, mientras que las acciones específicas de la curcumina pueden proporcionar alivio.
Aún se desconoce mucho sobre las enfermedades del cerebro, pero mientras la medicina sigue evolucionando, consumir una dieta que incluya jengibre y cúrcuma parece ser una forma segura y eficaz de contribuir a la reducción del riesgo de enfermedad. No obstante, siempre recomendamos comentar los cambios dietéticos con un profesional médico.
Tanto el jengibre como la cúrcuma se consideran especias "calentadoras", lo que las convierte en ingredientes ideales para esta época del año y da razón de la práctica de utilizar jengibre en los dulces navideños tradicionales. La nueva línea de productos de cúrcuma de The Ginger People es una forma fácil, deliciosa y satisfactoria de incorporar la cúrcuma a la dieta. (Para aumentar la absorción de la cúrcuma, algunos de estos productos incluyen pimienta negra, que se ha demostrado que aumenta la biodisponibilidad). Para obtener una dosis estacional de jengibre y celebrar las fiestas este año, comparte los Chewy Ginger Snaps de Abbie, cofundadora de The Ginger People, con tus seres queridos.
De nuestra familia del jengibre a la suya, le deseamos unas felices fiestas llenas de muchos momentos enriquecedores y memorables (y mucho jengibre y cúrcuma).
Alexandra Rothwell Kelly es dietista diplomada con un máster en salud pública y reside actualmente en San Francisco. Se licenció en la Universidad de Nueva York y completó sus estudios de posgrado en Mount Sinai. Alexandra tiene varios años de experiencia en nutrición oncológica en el Tisch Cancer Institute de Nueva York y ha realizado investigación clínica en medicina integrativa y tecnología sanitaria. Realiza asesoramiento individualizado sobre nutrición y estilo de vida centrado en el bienestar general, la prevención de enfermedades crónicas y la supervivencia al cáncer.